Erase una vez, un día como hoy hace pales de años un corrillo de gente desordenada y pelúes a fuerzas de tiros, pedrazos y griterías cantaron victoria y fueron una nación libre.
Ese manada de gente, inició una guerra el 1775 hasta 1783 que logró el Tratado de París, La recuperación de Florida para España la anexión de Tobago a Francia la entrega de Nagapatnam por Países Bajos al Reino Unido y la Independencia de Estados Unidos, lo que se “celebramos” hoy.
Celebración que dentro del territorio colonial al cual pertenezco es meramente un día de hipocresía nacional. Un día libre para los ciudadanos estadistas del gabinete político, un día más de fiesta y con paga, un día de playa y “pic nic”.
Se eleva el patriotismo anglosajón, el sentimiento adquirido. Inyectado por los libros de historias y las historias de la casa. Alimentado por los gobernantes y su pensamiento capitalista-compartido.
Mira si la masa contemporánea es hipócrita, que no conoce su propia historia y no sólo eso sino que no se da valor a la sangre derramada en manifestaciones puertorriqueñas con el fin de defender la patria a la que tanto decimos amar. No se reconoce el Grito de Lares (23 de septiembre de 1868) como día de fiesta. Aunque fue una manifestación de independencia contra España, que para aquel entonces era nuestra metrópolis. Metrópolis que más tarde, se convirtió Estados Unidos por el Tratado de París, hasta el sol de hoy.
La misma gente pelúes que lucharon en sus tiempos con escopetazos y demás son idolatrados hoy como héroes nacionales, iconos del patriotismo. Gente que en su momento tenían pensamientos liberales como los que tengo yo. Pero que dada las circunstancias, esos pensamientos en suelo borincano de mentes colonizadas es sinónimo de terrorismo, herejía.
Pensamiento que es reprimido en Puerto Rico.
¡Qué hipocresía!
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