Siempre
Me parece que cuando tu madre te inscribió en Registro Demográfico le faltó
ponerte un segundo nombre: Siempre. Esto del destino y los pensamientos es bien
fuerte. Había escuchado que el universo conspira y que la telepatía une gente
pero no fue hasta ahora que lo estoy empezando a creer. Hace días te andaba
pensado, recordándote entre las canciones, de hecho, hasta encontré en lo más
profundo de mi gaveta tu pañuelo blanco, que aunque poco, guarda con recelo tu
olor. También alcancé a ver en el clóset tu jacket marrón. El mismo que te traía
a mi lado, cuando yo quería, el mismo que simulaba esos ricos abrazos que me
dabas… puntos suspensivos.
Siempre he creído que los espíritus viajan, salen de su cuerpo, de su zona
de confort para unirse con aquello que una vez, también le dio confort. Siempre
pensé que jamás sabría de ti, siempre supe que seriamos un capítulo cerrado,
pero también siempre he sabido que entre el cielo y la tierra viven las
emociones y los hermosos recuerdos. Siempre supe que no sería fácil salir de
esto, siempre he sabido que borrar tus besos de mi boca será un reto. Siempre
he sabido que viviré en tus recuerdos, y que aunque no quieras y yo no quiera
cierras los ojos y me ves. Me verás. Siempre he sabido que si no se hubiese
destapado la olla, estuviese en Puerto Rico, tomando de tu caldo. Con gusto y
ganas como siempre lo hice. Siempre serás mi negro, aunque no se supone. Siempre
serás mi punto de partida y siempre serás mi gran amor, del pasado, pero amor a
fin de cuentas. Siempre te llevaré entre mis entrañas. Siempre te querré, para
bien o para mal.
Ese es tu nombre: siempre. Siempre da perpetuidad.
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