Ayer culminó una travesía. Fueron 365 días de
intensidad, nuevas experiencias, noticias agradables, malas sonrisas, buenos
besos, cambios radicales, aventuras inigualables, decisiones, crecimiento personal y realización
profesional.
Ayer resumí en una lágrima todo lo que había
callado por años, y lo que había gritado en silencio. El año pasado me dio
mucho, y me quito más. Me puso el amor en las manos, pero como todo, se me salió
de las manos. Me puso un diploma universitario, me colocó más cerca de la
feminidad, me creció el pelo, me peleé con mi hermano, le di el mejor regalo a
mi madre, me pinté el cabello negro, amé, lloré, amé y seguí llorando.
Un año de cambios abruptos. Llegué a Nueva York
con una maleta llena de sueños y tragos amargos. Conocí la independencia, crecí
en el recuerdo, me reafirmé como mujer, llegaste y te fuiste. Viví en frío y
quise en calor. Maravillé cuerpo, rogué por ti, te pedí perdón, te entregué mi
vida, mi alma, mi corazón. Canté sin voz, bailé, moví los hombros mientras
Shakira ponía música. Cambié de trabajo, entré a Endi, luego a Inter News,
compartí contigo cada uno de mis logros. Te soñé más tiempo, viví por ti. Me gustaba
verme en tus ojos y que tu lengua explorara mi boca. Me gustaban aquellas
excavaciones que solías hacer por el monte de Venus.
Con esa misma intensidad, hoy por hoy puedo decir
que se acabó, aun sabiendo que los recuerdos perduran. El año acabó con muchas
emociones a flor de piel. Extrañando a mi mamá, mis amigos, mi espacio, mi
cama, mi almohada, mis sábanas naranja.
Dentro de toda este cambio hay felicidad, nuevas sonrisas, ya no piloteas mis pensamientos como antes (gracias a Dios y a la psicóloga). Cada día estoy y soy más bella. Gracias por abrirme las puertas de la belleza. Fuiste mi punto de partida y no te considero un error, como tu lo haces. Y ya, ni me importa. A ti te agradezco todo.
Dentro de toda este cambio hay felicidad, nuevas sonrisas, ya no piloteas mis pensamientos como antes (gracias a Dios y a la psicóloga). Cada día estoy y soy más bella. Gracias por abrirme las puertas de la belleza. Fuiste mi punto de partida y no te considero un error, como tu lo haces. Y ya, ni me importa. A ti te agradezco todo.
Declaro que este año será de muchos triunfos, crecimiento personal y gratificaciones profesionales. Gracias a ti soy más madura, más insensible, más consciente, pero estoy muy feliz. Sé que algún día nos volveremos a ver las caras y pago por ver tu reacción. Tiempo al tiempo.
Reacción de felicidad....no hay errores, sólo malas decisiones.
ResponderEliminarMuchas gracias Don. Gracias por leer y comentar, Y pues eso dicen, que son malas decisiones y que a su tiempo regalaron mucho placer y alegría, amor y lágrimas. Justamente eso es lo que nos hace más fuerte, como bien dije, más madura y más insensible.
ResponderEliminarY esa frase: "no hay errores, sólo malas decisiones", tiene mucha personalidad. Me es muy familiar...
Por lo que he leído veo que eres una persona bien apasionada, seguiré tu lectura
ResponderEliminarEso dicen que lo soy. Las experiencias a los 23 años le suman a las pasiones que viajan en la mente. Y pues, poco a poco se crean y recrean anécdotas.
ResponderEliminarbuenos días, pensaba que escribirias más en este espacio
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