Siempre quise tener un cuento que empezara con érase una vez... Pues, érase una vez imposible no pensar. Vamos bien...
Érase una vez imposible no pensar, hasta que semanas atrás llegó. Inicialmente, aclararé que no quiero entrar en detalles de sobre quién llegó, sólo basta saber que alguien llegó. Bueno, en realidad siempre estuvo...como suele pasar: "tan cerca pero tan lejos", y no es para menos.
En lo que me acomodo y simulo abrazarlo con lo único que me queda, su chamarra; empiezo a filtrar cada uno de los pensamientos que llegan a la mente. Es tanto el olor que hay en este espacio, -a su perfume-, que no logro concentrarme.
Toda esa fragancia está concentrada entre la mezcla de amarillo, azul, verde y magenta. El abrigo me transformó, tengo un sensación que realmente está aquí, que está cerca, que me está abrazando, que me está asfixiando y sacando el vivir. El alma.
Siento mariposas en el estómago. La cosa está intensa, si hay mariposas en el estómago. No quiero ni comer, para no mueran de una sobredosis de comida.
Empezamos. Son tantas las cosas que te dije y no me arrepiento. Te di la vida entera, la muerte, el alma, el cuerpo, el pensamiento, el alimento, el respirar, el calor, el sueño y por suerte recibí eso... y creo que más. En mis años de locura fui nómada, alcohólica, mujer, tuya, ajena, mía, exclusiva, compartida, ignorante,
desigual, equitativa pero honesta. Las cosas nunca cambian. No cambiarán. Conoces lo que pienso, lo que siento y quiero más. Es posible que sea una egoísta pero quiero más. Quiero que me sigas restando, que me sigas sumando, que nos multipliquemos y tengas que dividirte...
Pronto lloverá, un diluvio universal pero tu olor todavía acá. En este momento, solo escucho tu fragancia y hablo con tu silencio. Converso sobre las intercambios que nunca tuvimos, le sonrió a tu pelo, miro tus entrañas desde lo más profundo de mi ser. Me atrevo a escalar por lo fino de tu piel, sin que sientas mis pasos. Amo el instante en que no estás...en que no estás con siluetas externa a la mía. Odio compartir... compartir lo que creo mio pero que no lo es. Es más externo, que interno.
Por ti renuncio a mis talentos, adopto un asesino, como verduras, ando en cueros y camino descalza.
Dicho eso, la conciencia ataca, me pregunta si debo seguir, ¿por qué lo haces? pregunta. El corazón, interrumpe. Y gana la batalla.
Batallas hay en todos lares. En ti, en mí, en ellas, en ella, en él, nosotros, este, esta, pronombres y más pronombres. Yo me voy, no porque no tenga más que decir sino porque me cansé de escribir. La próxima vez que te vea, que será pronto, te digo todo... al oído, te lo susurro, al tiempo que te respiro, te beso, te abrazo, te asfixio, te siento, te huelo, te toco...
Te espero, donde siempre. Llega, por favor. Trae tu voz, mi debilidad. Yo llevo mi sonrisa, tu vida.
Demasiado fuerte.
Me quedan 20 mil palabras más en la garganta, una lágrima, infinitos besos, miles de deseos y las pasiones no terminan.
Fragmentos de su ser estás leyendo. Ella lo dejaría todo por ti, aunque no pueda lograrse. Ella está escuchando una canción de esas que arrugan sentimientos, revuelcan mariposas y hacen el corazón latir fuertemente.
No quiere terminar con eso que los une... es demasiado fuerte. Acepta cualquier cosa menos perderte.
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Una historia para torcer el corazón.
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