Por primera vez estoy experimentando un otoño, tal como me lo imaginaba.
Seco, entre el frío y el calor, marrón y con montones de hojas en el suelo
bailando al son de la brisa. Un gran otoño. Este por ser el primero trajo
muchas cosas consigo, cambios, un ambiente nuevo, pensamientos, lágrimas, recuerdos
y no miento, una que otra sonrisa. Esas no son como antes. Para que aquellas vuelvan
todavía falta mucho camino por recorrer.
Hoy ha sido el día más largo del otoño. A pesar de que hubo una buena
mañana y una excelente tarde, mi mente andaba navegando por otros lares. Lares
que desde hacen semanas me robaron la tranquilidad, ya no sé lo que es eso. Ya
no existen noches serenas ni días de eternas sonrisas. Daría la vida por que
aquellos momentos de felicidad volvieran. Me gustaría borrar detalles del
pasado, sólo detalles.
El día ha transcurrido entre lágrimas, canciones y recuerdos. Por suerte
esta vez me libré de los olores. Estos últimos días, no sé si son los días o
qué pero se han empeñado en recordarme las razones de huir. Alguien muy bien lo
dijo, “podrás huir de todo, menos de los problemas. Los problemas siempre se
irán contigo”, no se equivocaron. Nunca se equivocan, yo me equivoco. Hay
equivocaciones que no merecen arrepentimientos pero sí perdones. Problemas no hay, si sabores amargos.